Desde que el Tratado de Paz se firmó con FARC en 2016, 460 ex -Ggerrillas han sido asesinados en Colombia, reveló el Presidente de Derecho Especial para la Paz (JEP), Alejandro Ramelli, en una entrevista proporcionada después de su participación como representante del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Una imagen aterradora refleja la violencia persistente que enfrenta el firmante del acuerdo, un fenómeno que afecta a las víctimas no solo sino también a la credibilidad y al futuro de los procesos de paz en Colombia.
Ramelli dijo que cada uno de estos asesinatos de aquellos que apostaron todo en paz no solo fue una tragedia humana, sino un símbolo de pérdida irreparable de verdad y justicia para las víctimas, así como un golpe directo al proceso futuro en el futuro.
A pesar de los crímenes, el presidente del JEP defendió la implementación del acuerdo como un proceso «exitoso», aunque reconoció que los retrasos significativos son persistentes en la planificación de lugares como reformas inseparables en el campo y el control del cultivo ilegal. También declaró que la desintegración de FARC y la actividad de los grupos armados ilegales, así como ELN en diferentes áreas, complican la seguridad y la armonía.
Según los estudios de JEP y otros organismos especializados, los miembros de la oposición de FARC son responsables de la considerable proporción de estos asesinatos, pero la violencia no puede explicarse únicamente con el contrabando de drogas o la controversia personal. La violencia también responde al poder y a las aguas territoriales en áreas antiguas de guerrillas, lo que evita un enfoque uniforme y requiere métodos separados bajo la región.
Según la Agencia de Gestión de Derechos Humanos para el Desarrollo y la Investigación de Paz (Indepaz), no son 460, sino 466 y los años más importantes con respecto al asesinato de los firmantes con el FARC fueron 2019 y 2020, cuando se registraron 78 y 76 homicidios.
Lo último fue que Florilba Ramos Morano se registró el lunes 14 de julio el lunes 14 de julio, que era parte de ETCR Los Monos en Caldono, Cauca, y reside en Silvia, donde trabajó como directora de un proyecto conjunto sobre el cultivo de Avókado.
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