Cada 5 de septiembre, el mundo mira una de las especies más vulnerables del planeta: la Vaquita marina (Seno de focoena). Este pequeño cetáceo, endémico del Alto Gulf de California en México, enfrenta una amenaza inminente de extinción. Con menos de 20 individuos en libertad, su supervivencia depende de las decisiones humanas inmediatas y sostenidas.
Descubierto en 1958, Marina Vaquita es uno de los cetáceos más recientemente identificados. Mide solo 1,5 metros de largo y se distingue por manchas oscuras alrededor de sus ojos y labios. Su hábitat está tan restringido que cualquier alteración ambiental o actividad humana tiene un impacto desproporcionado en su población.
Redes que matan: la amenaza de la pesca ilegal
La principal causa de mortalidad de la Vaquita marina es la pesca incidental, especialmente en las redes de Enmalle utilizadas para capturar Totoaba, un pez cuya vejiga de natación se comercializa ilegalmente en Asia. Aunque la pesca de Totoaba está prohibida, el tráfico persiste, y las redes colocaron clandestinamente contravistas y ahogando vaquitas.
Además, la especie enfrenta la degradación de su hábitat, contaminación y presión constante de las actividades humanas en la región. La Vaquita y el Totoaba están protegidos por la Convención sobre el Comercio Internacional de las Especies en Peligro (CITES), y México debe dar informes sobre las acciones para combatir la pesca ilegal y proteger a ambas especies.
Ciencia, monitoreo y esperanza
Este año, el crucero de observación de Vaquita Marina 2025 se lanzó en San Felipe, Baja California, con la participación de científicos de México, Estados Unidos y Canadá. Equipado con drones, hidrófonos y binoculares de rango largo, el equipo busca obtener datos precisos sobre la distribución actual de las especies, identificar posibles refugios y fortalecer las estrategias de conservación.
Aunque la población es crítica, los estudios recientes indican que las muestras sobrevivientes muestran buena salud y capacidad reproductiva. Esto abre una ventana de esperanza, siempre que las amenazas que enfrentan se eliminen por completo.
Salvar la Vaquita marina no es solo para proteger una especie: está defendiendo la biodiversidad, el equilibrio ecológico y el compromiso ético con la vida silvestre. Este 5 de septiembre, la llamada es clara: actúe antes de que sea demasiado tarde.