

Mauro de Castro, director de Diaco en Colombia, señala que el año 2025 pondrá a la empresa ante muchos desafíos y un aspecto económico complejo.
La empresa se enfrenta a la presión de la caída de la construcción, la incertidumbre energética y la influencia de las importaciones entrantes.en condiciones desiguales y por precios que afectan la capacidad de mantener la inversión y el empleo«.
Según De Castro, una combinación de estos factores sitúa a la industria nacional «en una situación muy especial», y destaca que 2026 debería ser el año para implementar una medida eficaz de protección y competitividad.
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De Castro explicó que Colombia compra grandes cantidades de acero a países como China y Rusia, pero sin igualdad de condiciones.
El contraste es visible, mientras China produce más de 1.000 millones de toneladas de acero, lo que equivale al 55 por ciento del precio total mundial, Colombia apenas supera los 1,3 millones, con altos costos energéticos y costos energéticos crecientes.
«La diferencia no está sólo en la escala, sino también en la regulación. El acero se fabrica a partir de residuos reciclados y energía limpia, mientras que en Asia la mayor parte de la producción sigue dependiendo del carbono. Competimos con carencia, pero con responsabilidad medioambiental.«, subrayó De Castro.
«No somos antiimportadores, pero buscamos una competencia justa. Lo que buscamos son políticas comerciales claras y medidas arancelarias que garanticen la nivelación del campo de juego», afirmó.
El directivo recordó que Diaco propuso al Gobierno tres medidas, de las cuales sólo dos fueron firmadas, y una de ellas fueron las «tarifas inteligentes» que aún esperan su implementación.
Diaco Foto:Diaco
«Las medidas de protección existentes no crean la seguridad que el sector necesita. Es crucial que las decisiones sean giratorias y eficientes. Para protección no solo el acero, sino también el aluminio.«, añadió.
De Castro destacó que la industria necesita agilidad regulatoria, porque las medidas de protección actuales «no ofrecen toda la seguridad que el sector requiere». Expectativa es que Ministerio de Comercio y Diano refuercen el control de origen y mecanismos de control de precios aduaneros.
Incluso, señaló que en medio de esta situación, el Gobierno Nacional propuso un proyecto para el fomento de la producción siderúrgica a nivel local, segmento del que Colombia depende totalmente.
De Castro cree que esta iniciativa es «necesaria y complementaria», pero requiere coordinación entre el sector público y privado y aunque se han hecho evaluaciones pertinentes, no hubo avances.
“Colombia debe producir un acero plano para sectores como el automotriz, electrodomésticos y la construcción. Si se hace con una visión de largo plazo y apoyo energético se puede transformar la industria«Pero si se hace sin proteger la base siderúrgica actual, puede generar más competencia interna por parte del desarrollo».
Planta Gerdau Diaco Foto:Archivo El Tiempo
Otra de las cuestiones más inquietantes, según De Cast, es la crisis en la disponibilidad de gas natural, que afectará al consumo industrial y residencial.
«Ya no tenemos tiempo para tomar todas las medidas necesarias. Los contratos de gas finalizan en noviembreY desde diciembre la mayoría de las industrias no tendrán suministro firme”, advirtió.
El directivo estima que el impacto puede incrementar el costo del gas industrial en un 120 por ciento, lo que representaría entre un 10 y un 20 por ciento de los costos totales de producción del acero.
«La influencia es real y presente. No hablamos de 2026 o 2027, el problema empieza en diciembre de este año», afirmó.
Por ello, Diaco analiza alternativas sostenibles para paliar la crisis, como el reciclaje del petróleo utilizado o la importación de gas, pero excluye el uso del carbón como solución.
«La alternativa que adoptemos será sostenible, porque no queremos volver a nuestras obligaciones medioambientales», afirmó de Castro.
Pese a la situación, Diaco insiste en que la competitividad futura depende de la sostenibilidad.
“Somos la única siderúrgica del país con declaración de producto ecológico, y una de las que menos emisiones de CO₂ produce”, explicó.
La empresa trabaja en el modelo de economía de circuitos, que utiliza procesos de construcción de colores reciclados y de bajo consumo energético.
«Nuestro acero se produce teniendo en cuenta la construcción sostenible. Queremos demostrar que una industria difícil puede ser verde», añadió.
La Línea 1 Metrotá Metro tiene un avance del 57,57% y se acerca a los 6 kilómetros. Foto:Mauricio Moreno
El sector de la construcción sigue siendo el principal consumidor de acero en Colombia, pero su contracción en 2024 y 2025 redujo la demanda. De Castro cree que el futuro del sector depende de las infraestructuras públicasEspecial Metro de Bogotá, vías 4G y 5G y proyectos de vivienda social.
«El Metro de Bogotá es crucial. Las fases actuales atendieron parte de la demanda, Pero necesitamos una línea 2 y nuevas obras que avancen rápidamente Para evitar una brecha de consumo en 2026. Años”, explicó.
El proyecto del metro, afirmó el directivo, representó más de 250.000 toneladas de acero estructural y reforzado, que puede convertirse en una LIN diaria temporal para el sector. Sin embargo, el directivo advirtió que se necesita la cartera de proyectos continuos para garantizar la estabilidad productiva.
«La infraestructura debe convertirse en una política de Estado, no sólo en un plan de gobierno. Si no hay continuidad, la industria no puede planificar inversiones a largo plazo», afirmó.
También recordó la influencia del acero chino en América Latina en la desindustrialización y explicó que fue estructural. En países como Brasil, México y Argentina, la participación en el PIB de la industria cayó entre 7 y 10 puntos porcentuales en los últimos 15 años.
«Lo que ocurre es una desindustrialización silenciosa. Perdemos empleos formales, conocimientos técnicos y capacidad productiva. Si no se toman medidas coordinadas, América Latina se convertirá sólo en un importador neto de acero barato”, advirtió De Castro.
En Colombia, la industria siderúrgica emplea directamente a más de 20.000 personas y está indirectamente 80.000 conectadas a la cadena logística, del metal y de la construcción.
Para el directivo, 2026. Será un año crucial para determinar si Colombia mantiene su base industrial o da más base para importar.
«El país necesita una política clara que incluya la protección de la industria, garantice una energía competitiva y los proyectos de valor agregado que la acompañen, y no sólo emplee, sino que se construya el futuro», concluyó el futuro.
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