En un importante coyuntura dentro del partido Centro Democrático (CD), el candidato presidencial Miguel Uribe Londoño envió una carta dirigida al líder del partido denunciando la existencia de lo que considera «poder de veto y parcialidad» en el proceso de elección del candidato único del grupo para las elecciones de 2026.
La carta, que ha llamado mucho la atención en el CD, fue publicada apenas veinte días después de que se anunciara oficialmente el nombre del candidato que representará al partido en las elecciones.
En él, Uribe Londoño expresa su sorpresa y «dolor» por las declaraciones realizadas en la reunión anterior, donde dijo que lo habrían señalado si hubiera tomado acciones poco éticas hacia una empresa encuestadora.
«Aún sorprendido y dolido, sigo reaccionando a algunas de las declaraciones que hice anoche (…) etiquetándome de persona inmoral, entre otras cosas.»
¿A qué se debe la disputa?
La tensión se origina en el sistema que había acordado la CD para definir la candidatura presidencial. Según Uribe Londoño, el proceso propone que una empresa encuestadora internacional -Atlas Intel, de Brasil- sea la encargada de medir quién debe ser el candidato único del partido.
Duda que las empresas colombianas no estuvieran también involucradas, o incluso que más de un encuestador estuviera involucrado para garantizar la transparencia y el sesgo.
Además, se menciona un supuesto poder de veto contra determinados candidatos o favoritismo hacia otros, lo que provoca un debate sobre la igualdad en el proceso interno del partido.
Secuelas internas
La carta ha causado frustración entre otros candidatos dentro de la CD, que ven en esta demanda de Uribe Londoño la apertura de un conflicto interno.
El ambiente generaba expectativas de que el partido mostraría unidad antes de presentar al único candidato. Sin embargo, con esta revelación de polémica, se sugiere que la batalla por la nominación se volverá más pública de lo esperado.
Contexto general
El CD, fundado por Álvaro Uribe Vélez, se encuentra en el proceso de definir sus estatutos para las elecciones presidenciales de 2026, y el sistema electoral ha sido uno de los temas más controvertidos dentro del mismo.
Miguel Uribe Londoño, quien aceptó la postulación tras el asesinato de su hijo Miguel Uribe Turbay -hasta entonces precandidato- se ha perfilado como una figura relevante dentro del uribismo.
Por lo tanto, la carta marca no sólo un desacuerdo técnico sobre un proceso interno, sino también un choque simbólico en torno a las reglas del juego que marcarán la próxima contienda presidencial dentro del partido de derecha colombiano.
¿Qué sigue?
La CD debe responder al planteamiento de Uribe Londoño y definir públicamente las reglas del proceso, incluyendo estrictamente la participación de varias urnas o no, revisar el mecanismo y transparentar los criterios de selección, para evitar que la percepción de «poder de veto y parcialidad» reduzca la legitimidad del candidato que finalmente resulte elegido.
Por parte de Uribe Londoño, queda por ver si mantendrá abiertas sus audiencias, buscará la reconciliación interna o si optará por dirigir su deseo fuera de la estructura tradicional del partido.
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