
Cuando Ecopetrol anunció a mediados de semana sus resultados financieros del tercer trimestre de este año, las reacciones no se hicieron esperar. Además de seguir registrando resultados negativos, quedó claro una vez más que la época dorada de la empresa había quedado atrás, como lo demuestra la caída de los beneficios del 32 por ciento en el año transcurrido hasta septiembre.
Aunque hay varias razones para esta caída, el factor principal es la caída de los precios del petróleo, que todavía representan la mayor parte del negocio del conglomerado estatal. Según cálculos del Banco Mundial, el precio promedio del barril de la variedad Brent -que sirve de referencia para el crudo colombiano- saltaría de unos 81 dólares en 2024 a unos 68 este año.
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Y a juzgar por las proyecciones de la entidad, 2026 pinta peor ya que se espera otra caída hasta los 60 dólares por barril. En general, la misma perspectiva se aplica a los productos básicos, ya sean de origen mineral o agrícola, cuyo costo promedio el próximo año sería siete por ciento menor.
Semejante cálculo es una buena noticia para los países que son importadores netos de bienes primarios, pero no necesariamente para las naciones que venden sus excedentes al resto del mundo. Colombia, que forma parte de este último grupo, enfrenta la posibilidad de menores ingresos, algo que -de confirmarse- no sólo afectará negativamente las cifras de Ecopetrol, sino también de innumerables empresas y personas, además de la actividad productiva.
Lo anterior no ignora que la moneda tiene dos caras. Por ejemplo, si ciertos alimentos y energía se abaratan, aliviará los bolsillos de millones de familias y aliviará la distorsión de la inflación.
Sin embargo, todos tendrán que hacer algunas sumas y restas para ver cómo se las arreglan en un planeta con vientos cruzados. En cuanto a la economía nacional, por ejemplo, existe el riesgo de una caída de las exportaciones tradicionales, combinada con un aumento de segmentos como el gas natural que parecen estar enfrentados al actual por razones geopolíticas.
En cuanto al petróleo, se espera que haya un exceso de disponibilidad a nivel mundial. foto:ecopetrol
Campanas de advertencia
Nada de esto parece ser una fuente de preocupación inmediata en el país, donde la demanda local sigue siendo fuerte y la confianza de los consumidores está aumentando. Sin embargo, las lecciones del pasado enseñan que es mejor prestar atención a las señales externas, porque no se trata de aguar la fiesta, sino de entender que el ritmo de la música será diferente.
La razón está relacionada con circunstancias globales complejas, donde se acumulan nubes oscuras que presagian tormentas. Incluso si las advertencias de quienes pronostican una fuerte corrección en los mercados bursátiles y una eventual recesión no se hacen realidad, la situación es lo suficientemente mediocre como para concluir que el planeta está tambaleándose.
Para empeorar las cosas, La guerra comercial impulsada por Estados Unidos, el aumento de las tensiones en diversas geografías y la incertidumbre que afecta al clima de inversión tampoco ayudan. Todo lo anterior se mezcla con una creciente oferta de bienes primarios, como los hidrocarburos.
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Volviendo al petróleo, se espera que haya un exceso de disponibilidad. Parte del pronóstico se relaciona con la capacidad de Rusia para endurecer las sanciones que ha recibido por su invasión de Ucrania, que buscan reducir la cantidad de petróleo crudo que vende.
A esto se suma la intención de la OPEP -que reúne a varios productores importantes- de recuperar participación de mercado, haciendo que la explotación, de mayor costo, sea financieramente insostenible. Aunque los miembros más importantes del cártel dijeron a principios de este mes que habían decidido pausar un plan para aumentar gradualmente los suministros en los próximos meses, ya han inyectado más de 2,9 millones de barriles adicionales por día, equivalente al 2,7 por ciento de la demanda mundial.
El precio del petróleo todavía está en un nivel bajo y esto no está ayudando a las finanzas de Colombia. foto:EFE
Por eso el esLa cuestión no es si los precios bajarán, sino en qué proporción. Según el Banco Mundial, el año próximo habrá un «superávit» de cuatro millones de barriles diarios, una cifra sin precedentes recientes.
Semejante escenario repercutirá en lo que sigue siendo el primer renglón de las exportaciones colombianas, con un peso cercano al 25 por ciento del total. En los primeros nueve meses de 2025, las ventas externas de petróleo y derivados alcanzaron los 9.614 millones de dólares, según el Dane, una disminución del 16 por ciento respecto al año anterior.
Es posible que la Casa de Nariño vea positiva esta tendencia, pues corresponde a su deseo de descarbonizar la economía. El problema es que no sólo habrá menos divisas, sino que también será menor la recaudación de impuestos y regalías, lo que afectará las finanzas del gobierno central y de la región.
No menos preocupante es lo que podría pasar con las granjas de mayor coste, que podrían cerrarse cuando ya no sean rentables. En ese caso, la caída de la producción nacional se aceleraría, y más aún en medio de la determinación del gobierno de no entregar nuevas áreas para la exploración.
En lo que respecta a los precios, las cosas tampoco pintan bien con el carbón. Este año, el mineral está experimentando una disminución del 21 por ciento, a la que le seguiría un 7 por ciento adicional en 2026, dice el Banco Mundial.
Este año, la explotación de carbón registró una disminución del 21 por ciento. foto:Carlos Capilla
Dado que el capítulo «carbón, coque y briquetas» ocupa el tercer lugar en nuestras exportaciones, con una facturación de 3.612 millones de dólares hasta septiembre, el impacto se sentirá también aquí. Un entorno global desafiante se combina con un clima interno hostil, como lo demuestran los bloqueos y huelgas que viven grandes minas como Cerrejón, que es la principal fuente de empleo formal en La Guahira.
Para colmo, el gas natural que Colombia tendrá que importar cada vez más para cubrir sus necesidades muestra una realidad diferente. Durante 2025, hubo un aumento significativo del complejo proveniente de Estados Unidos, ya que Europa inició compras para aumentar sus reservas y desvincularse aún más de Rusia. El próximo año habría un aumento adicional del 11 por ciento, que eventualmente se reflejaría en las facturas que pagan los consumidores en Colombia, incluidas las de energía.
así son las cosas El riesgo para la economía colombiana es que reciba menos por lo que queda y pague más por lo que necesita, al menos en lo que le conviene a la industria extractiva. Sólo el oro -con exportaciones por 3.126 millones de dólares hasta septiembre- muestra una tendencia favorable, pero hay que destacar que la mayor parte de lo que se extrae proviene de fuentes ilegales o informales.
uno por el otro
Por otro lado, el panorama alimentario muestra sombras y luces en lo que a Colombia se refiere, luego de un 2025 que fue muy bueno para distintos grupos de productores. Por ejemplo, las ventas de café en el extranjero aumentaron casi un 80 por ciento este año, debido a una combinación de buenas cosechas y precios mundiales favorables, tras los problemas que enfrentaron otros países productores de granos.
El riesgo para la economía colombiana es que reciba menos por lo que queda y pague más por lo que necesita, al menos en lo que le conviene a la industria extractiva.
Ricardo Ávila PintoAnalista Senior en EL TIempo
Y ese caso no fue el único. Las exportaciones de aceite de palma aumentaron un 84 por ciento en términos de dólares, mientras que las exportaciones de banano aumentaron un 19 por ciento. Para las carnes el aumento es del 85 por ciento, mientras que para las legumbres y frutas el incremento es del 16 por ciento. Los piensos y las bebidas registraron una mejora en su facturación del 49 y el 31 por ciento respectivamente.
Este comportamiento compensó parcialmente el ritmo de cambio que pocos esperaban. La semana pasada, el dólar cayó por debajo de los 3.700 pesos, su nivel más bajo en cuatro años. Si bien esto beneficia a quienes adquieren bienes y servicios en el exterior, implica sacrificios para quienes envían sus productos a otras latitudes.
El precio del dólar en Colombia ha caído a niveles no vistos en 4 años foto:Sergio Acero Yate
A diferencia de lo que ocurre con los combustibles, en este caso el Banco Mundial prevé estabilidad en los precios internacionales de los alimentos en 2026, tras una caída del 6 por ciento en promedio este año. Pese a esta visión de relativa calma, los últimos meses han estado llenos de sobresaltos por las restricciones unilaterales impuestas por Estados Unidos y las represalias adoptadas por China y, en menor medida, la Unión Europea.
Sin embargo, el objetivo es reducir esa presión. La semana pasada, Donald Trump aflojó un poco los tornillos cuando se dio cuenta de que los consumidores estadounidenses tienen que pagar más a la hora de comprar, debido a los aranceles más altos. Ese descontento, que posiblemente afectó a los buenos resultados logrados por la oposición en la última ronda electoral, debería mitigarse con el anuncio de reducciones de los tipos de interés para una serie de productos alimenticios clave.
Sea como fuere, el Banco Mundial cree que en el capítulo de cereales no debería haber sorpresas en el panorama global. Tanto el trigo como el maíz y el arroz muestran una oferta adecuada, con ligeras variaciones en los precios el próximo año. Quizás el mayor ajuste de todos se observe en la soja, cuyos rendimientos globales se acercan a cifras elevadas.
Una consecuencia favorable de esta previsión sería reducir en casi 40 millones el número de personas que padecen el flagelo del hambre en el planeta, porque más individuos podrán acceder a una nutrición adecuada. Según cálculos de Naciones Unidas, esa cantidad se acercaría a los 634 millones en 2026, que es la cifra más baja desde 2021.
Además de lo anterior, Cabe mencionar que la bonanza que tuvieron los cafetaleros comenzará a rezagarse el próximo año. El Banco Mundial dice que la cosecha mundial aumentará en unos cinco millones de sacos hasta 179 millones. lo que significaría una reducción del 13 por ciento en los precios internacionales.
Como siempre ocurre en estos casos, la organización aclara que sus proyecciones no son inamovibles ya que hay mucho margen para imprevistos. El cambio climático y las tensiones geopolíticas, incluidos los altibajos en el ámbito comercial o las crisis de seguridad, pueden alterar significativamente el futuro próximo. Incluso el avance de la inteligencia artificial, que va acompañado de la construcción de centros de datos que requerirán más energía, afectará el resultado de la ecuación.
El cambio climático podría, sin duda, ser un factor que afectará a las economías del planeta. foto:Vertical
Esto sin hablar de profecías rayanas en lo apocalíptico. Sólo en lo que corresponde a los mercados financiero y bursátil, cada vez hay más advertencias sobre correcciones repentinas en los precios de las acciones o enormes deudas públicas y privadas.
Los economistas de alto nivel dicen que, en el peor de los casos, billones de dólares de riqueza desaparecerían, provocando efectos dominó en múltiples áreas. Si, en lugar del crecimiento moderado que se espera, la economía mundial cae en una profunda recesión, los precios de las materias primas tenderían a caer bruscamente.
Pero incluso sin llegar a esos extremos, El mensaje para Colombia es que debe estar alerta. Incluso si no sucede nada tan grave, el próximo año no traerá menos desafíos. por lo que podría pasar con el petróleo o el café, cruciales para la salud de las exportaciones y el crecimiento económico. Como dicen, un soldado advertido…
RICARDO ÁVILA PINTO
Especial para EL TIEMPO
Experiencia de usuario: @ravilapinto