Él asesinato de Ishaq Bentchakal Causó revuelo en el boxeo francés. El joven boxeador de 24 años fue encontrado muerto en una vía pública del barrio de Drancy, en Seine-Saint-Denis, París. Tenía cuatro impactos de bala en el cuello y el tórax. La Policía inició una investigación para esclarecer el crimen, sin descartar ninguna hipótesis.
Investigación
De acuerdo a Le ParisienEl cuerpo fue encontrado el miércoles 26 de noviembre por un portero del edificio. En el lugar recuperaron cinco casquillos percutidos calibre 9 milímetros, pero no encontraron el teléfono móvil de Bentchakal. Los testigos escucharon disparos sobre las 23.30 horas de la noche anterior, aunque pensaron que se trataba de petardos y no alertaron a los servicios de emergencia.
La noticia causó consternación en el mundo del boxeo. Medios franceses destacaron que “el Noble Arte perdió una de sus promesas nacionales”. Bentchakal, originario de Colombes (Altos del Sena), era considerado una figura emergente y con gran proyección.
Bentchakal empezó a boxear a los 9 años y se especializó en el boxeo inglés a los 16. Se dejó tentar por el Creps de Nancy y la selección nacional, pero prefirió entrenar cerca de su familia en la región de París. Fue doble subcampeón amateur de Francia en 2018 y 2019 en la categoría de -60 kg. Debutó como profesional con 19 años, con un balance de tres victorias y un empate. Su última pelea registrada fue en marzo de 2024 contra Edisson Boudiwan.
Su vida reciente estuvo marcada por problemas judiciales. Desde 2024 permanece alejado del deporte tras una condena de 18 meses de prisión por extorsión y cargos relacionados con drogas. Este antecedente coincidió con su retiro del ring y el estancamiento de su carrera profesional.
La Policía continúa con la investigación y ha tomado declaraciones a los vecinos para reconstruir los hechos. Una fuente cercana aseguró que las heridas de Bentchakal indican un acto planeado: «Fue una ejecución». El crimen ha reavivado el debate sobre la seguridad de las figuras públicas y la violencia en Seine-Saint-Denis.
El asesinato dejó una profunda huella en el deporte francés y en la comunidad local, que espera respuestas claras sobre la tragedia.