Según los informes, Daniel Bargurgan ha recibido un contrato jugoso

La reciente controversia ha provocado un fuerte revuelo en el Departamento Administrativo de Servicios Públicos (UAESP). En esta ocasión, el foco de atención recae sobre Daniel Barragán, un contratista que, según la ministra Diana Diago, habría obtenido un contrato superior a los 220 millones de pesos sin cumplir los requisitos mínimos exigidos por la unidad. Este tipo de irregularidades pone en evidencia las fallas en el sistema de contratación pública, donde a menudo prima la política sobre la meritocracia.

Barragán se conectó a través del contrato UAESP-004-2024, cuyo objetivo es proporcionar soporte especializado en la dirección general de la unidad. Para ocupar ese cargo, se requiere una formación académica de posgrado y una experiencia laboral extendida de más de 97 meses. Sin embargo, el contratista sólo pudo demostrar 60 meses de experiencia en los documentos presentados para la acreditación. Esta notable discrepancia plantea serias dudas sobre el proceso de selección y la transparencia en la contratación, ya que, a pesar de la evidente falta de requisitos, el contrato se firmó, involucrando una suma considerable que supera los 220 millones de pesos.

Relaciones forzadas y vecindad política

La ministra Diago argumenta que la UAESP justificó este polémico reclutamiento para «cumplir» con la experiencia faltante mediante una discusión sobre la capacitación teórica. «Una maestría no puede sustituir casi cuatro años de experiencia laboral», cuestionó la ministra, lo cual pone de relieve la falta de lógica en la justificación presentada. Este tipo de decisiones cuestiona la integridad de la unidad encargada de administrar los recursos públicos.

Más alarmante es el hecho de que este no es un caso aislado. Se han presentado irregularidades similares en situaciones anteriores, donde otros contratistas, como Isabel Camacho, fueron favorecidos. Se sospecha que Camacho tenía una relación cercana con el director Consullo Ordóñez, lo que le permitió obtener un contrato a pesar de no cumplir con los estándares establecidos. Este patrón de favoritismo plantea inquietudes graves sobre la ética en el proceso de contratación.

En el caso de Barragán, las conexiones con Ordóñez vuelven a ser evidentes, ya que ambos trabajaron juntos en el Banco Central de Santander y en diversas unidades regionales. Este vínculo parece haber sido fundamental para su contratación, a pesar de no cumplir con los requisitos legales establecidos.

Ejecución repetida con total impunidad

La ministra Diago ha expresado que este tipo de prácticas evidencian el uso indebido de los recursos públicos para satisfacer favores políticos. «No se trata de meritocracia ni de transparencia. Lo que se está haciendo son contratos encadenados que benefician a los amigos del director», afirmó con preocupación. Este clima de impunidad resulta devastador no solo para la ética institucional, sino también para la credibilidad del proceso de negociación regional.

Diago está solicitando una intervención inmediata de los reguladores, así como un mayor monitoreo en las ciudades sobre cómo se están gestionando los recursos públicos. Esta situación demanda atención urgente para restaurar la confianza en las instituciones y garantizar que todos los contratistas que se acerquen a la UAESP cumplan efectivamente con los criterios de competencia y experiencia requeridos.

El acuerdo fue de aproximadamente 200 millones de peso, además, el Ministro condena que este funcionario, así como muchos no tienen los requisitos necesarios para la situación.

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