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<p>Los desastres naturales como terremotos, huracanes, intensas tormentas, inundaciones e incendios forestales son considerados como dos tipos de riesgos: primarios y secundarios. La cruda realidad es que <b>podrían generar pérdidas aseguradas que alcanzan la asombrosa cifra de $145,000 millones este año a nivel mundial.</b> Este incremento se estima en un crecimiento anual de entre 5 y 7 por ciento, considerando las tendencias mostradas en años recientes, lo que implica un aumento constante en el impacto de estos fenómenos en nuestras comunidades y economías.</p>

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<p>En años de riesgo extremo como el actual, el análisis indica que esta cifra de pérdidas podría duplicarse. ¿Cómo es posible? Según estudios del Instituto Swiss Re, las "pérdidas derivadas del riesgo secundario" se convierten en una preocupación crucial, especialmente cuando huracanes devastadores o terremotos intensos impactan áreas urbanas densamente pobladas, donde la infraestructura puede ser significativamente vulnerable.</p>

<p>El último informe enfatiza que los desastres naturales más severos ocurridos en 2017, provocados por huracanes como Harvey, Irma y María, han establecido un precedente aterrador. Este informe también indica que <b>el riesgo básico ha crecido de forma constante debido al aumento en el crecimiento económico, el aumento demográfico y la expansión urbana en regiones que son especialmente susceptibles a estos desastres naturales.</b> Las implicaciones son vastas y requieren atención inmediata.</p>

<p>Si además consideramos los efectos del cambio climático, el escenario se torna aún más desalentador, ya que contribuyen a pérdidas aumentadas en ciertas áreas y bajo determinados riesgos meteorológicos.</p>

<p>"Nuestro análisis reciente de más de 200 modelos internos y la tendencia observada en los últimos 30 años indican una creciente vulnerabilidad en las superficies urbanas frente a terremotos y desastres", comenta Balz Grollumnd, quien encabeza el departamento de riesgos catastróficos en Swiss Re.</p>

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        <p class="c-cuerpo__media__txt">
            <span class="c-cuerpo__media__subtitulo c-articulo-img-descripcion">Llegada de huracanes a la ciudad de Texas en los Estados Unidos.</span><span class="c-cuerpo__media__creditos">    Foto:</span><span class="c-cuerpo__media__autor">NOAA / Facebook</span>
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<h2>Impacto económico</h2>

<p>El informe de reaseguro indica que el año pasado, las pérdidas aseguradas globales atribuibles a desastres naturales alcanzaron la cifra de 137,000 millones de dólares. Esta categoría de pérdidas incluye eventos catastróficos como los huracanes Helena y Milton, intensas tormentas convectivas que afectaron a los Estados Unidos, incendios forestales devastadores y grandes inundaciones en diferentes partes del mundo.</p>

<p><b>Particularmente alarmante son los incendios forestales registrados a principios de 2025 en Los Ángeles, que causaron pérdidas aseguradas estimadas en 40,000 millones de dólares.</b></p>

<p>No obstante, la magnitud de las pérdidas económicas generadas por desastres naturales y acciones humanas (accidentes antropogénicos) ascendió a 328,000 millones de dólares el año pasado. Estos números ponen de manifiesto la creciente amenaza que representan para las economías y sociedades.</p>

<p>Las proyecciones realizadas por el Instituto Swiss Re revelan que <b>ciertos huracanes del siglo pasado podrían originar pérdidas que exceden los 100,000 millones de dólares si ocurriesen en la actualidad.</b> Por ejemplo, el huracán Andrew, que causó graves daños en 1992, hoy provocaría pérdidas casi tres veces mayores si se tuviese en cuenta el crecimiento demográfico y económico actual, así como la extensa expansión urbana.</p>

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    <figcaption class="c-cuerpo__media__info">
        <p class="c-cuerpo__media__txt">
            <span class="c-cuerpo__media__subtitulo c-articulo-img-descripcion">La construcción tras un terremoto en Mandalay, Myanmar, 30 de marzo de 2025.</span><span class="c-cuerpo__media__creditos">    Foto:</span><span class="c-cuerpo__media__autor">Efusión</span>
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<h2>Mayor exposición</h2>

<p>Una de las preocupaciones más grandes en este contexto es el aumento en la frecuencia de accidentes en todo el mundo, donde Estados Unidos se ha convertido en uno de los países más afectados debido a su vulnerabilidad ante tormentas intensas, huracanes, inundaciones, incendios forestales y terremotos. Este escenario generó alrededor del 80 por ciento de las pérdidas globales aseguradas el año pasado.</p>

<p>Conforme las catástrofes naturales siguen creciendo, se vuelve fundamental implementar estrategias que reduzcan su potencial desde el inicio. Esto no solo es crucial para disminuir los costos de los seguros, sino también para asegurar la continuidad de las actividades comerciales en medio del caos.</p>

<p>En este sentido, los expertos en gestión de riesgos de Swiss Re sugieren que, por ejemplo, las tormentas fuertes pueden desbordar los sistemas de protección locales y causar inundaciones devastadoras. Aunque las medidas de mitigación implican costos, <b>protegerse de inundaciones mediante terraplenes, presas y barreras es hasta diez veces más rentable que realizar reconstrucciones tras un desastre.</b></p>

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    <figcaption class="c-cuerpo__media__info">
        <p class="c-cuerpo__media__txt">
            <span class="c-cuerpo__media__subtitulo c-articulo-img-descripcion">Inundaciones en Venecia.</span><span class="c-cuerpo__media__creditos">    Foto:</span><span class="c-cuerpo__media__autor">Andrea / Efe</span>
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<p><b>La colaboración estrecha entre sectores público y privado es vital para asegurar que las medidas de protección sean efectivas y reduzcan las pérdidas.</b> Además, el sector de reaseguro, que cuenta con un capital de 500,000 millones de dólares, actúa como un amortiguador fundamental, facilitando que las comunidades y economías logren recuperar su estabilidad más rápidamente. Es imperativo que este capital crezca en concordancia con el aumento del riesgo, garantizando que el sector pueda cumplir su función crítica en los años venideros, especialmente durante periodos de máxima actividad catastrófica", concluye Jérôme Haegeli, el principal economista de Swiss Re.</p>
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