Este lunes 30 de junio, se conmemora el Día Internacional de los Asteroides, un día impulsado por la ONU para alertar los riesgos de que los cuerpos celestes que orbitan cerca de la tierra. La fecha no es accidental: recuerda el evento Tunguska, en 1908, cuando un asteroide explotó sobre Siberia y barrió miles de kilómetros de bosque. Se estima que liberó una energía similar a la de una bomba nuclear, aunque no dejó el cráter visible.
Ese impacto, el principal registrado por la humanidad, fue el punto de partida para una reflexión global sobre la necesidad de monitorear el cielo. En 2016, la ONU formalizó esta efímera con el objetivo de promover la educación, la investigación y la cooperación internacional en defensa planetaria.
Una celebración con un alcance mundial
La iniciativa nació en 2014 con el apoyo de científicos, astronautas y diseminadores, incluidos Brian May, Queen y Guitarrista Astrofísico. Desde entonces, el Día de los Asteroides se celebra en más de 190 países. Su epicentro es Luxemburgo, donde se transmite el evento en vivo del Asteroid Day, con entrevistas, charlas y conciertos durante 24 horas.
En 2025, las actividades incluyen talleres escolares, transmisiones en vivo de asteroides cercanos y debates sobre nuevas tecnologías de detección. También se destacan los avances en las misiones de retorno de la minería espacial y el muestreo. El día culmina con una transmisión especial del proyecto de telescopio virtual, que mostrará imágenes reales de objetos cerca de la Tierra.
¿Qué es un asteroide y por qué importa?
Según la NASA, los asteroides son restos rocosos de la formación del sistema solar, hace aproximadamente 4.600 millones de años. Aunque la mayoría están entre Marte y Júpiter, algunos cruzan la órbita de la Tierra. Identificarlos a tiempo es clave para evitar tragedias. El caso del asteroide que explotó en Chelyabinsk en 2013, causando más de mil heridos, es un reciente recordatorio de su potencial destructivo.
El Día Internacional de los Asteroides nos recuerda que la defensa planetaria no es ciencia ficción, sino una tarea urgente. Mirar el cielo también es una forma de cuidar la tierra. Y prepararnos hoy puede marcar la diferencia mañana.