Este 29 de julio, el mundo mira al tigre, uno de los animales más majestuosos y amenazados del planeta. La fecha, establecida en 2010 durante la Cumbre de Tigre en San Petersburgo, busca hacer visible la situación de esta especie y promover acciones concretas para su conservación.
Un símbolo de fuerza, atrapado por la acción humana
El tigre (Panthera tigris) es un depredador en la parte superior de la cadena alimentaria. Sin embargo, su población ha sido diezmada por la caza furtiva, el tráfico ilegal y la destrucción de su hábitat. En el siglo pasado, se extinguieron tres subespecies y el número total de especímenes salvajes cayó dramáticamente.
Hoy, gracias a los esfuerzos de conservación, la población ha aumentado en un 74 % desde 2010, llegando a 5,574 tigres en libertad. Este avance se ha logrado en países como India, Nepal, China y Rusia, pero no es suficiente para garantizar su supervivencia.
Cautiverio y comercio ilegal
La paradoja más alarmante es que hay más tigres de cautiverio que la libertad. Se estima que unos 14,000 viven encerrados en zoológicos, granjas o tumbas, muchas destinadas al comercio ilegal de su cuerpo. Estados Unidos, Asia y Europa concentran la mayoría de estos especímenes.
Cada año, al menos 100 tigres mueren por caza furtiva. Además, millones de trampas ilegales colocadas en áreas protegidas causan sufrimiento y muerte no solo por ellas, sino también para otras especies.
Proteger el tigre es proteger la biodiversidad
En este Día Internacional de Tigre, organizaciones como WWF llaman para reforzar las leyes contra el tráfico de especies, proteger hábitats naturales y educar sobre la importancia de mantener al tigre. Su desaparición sería una pérdida irreparable para la biodiversidad global.