Este miércoles 16 de julio, se celebra el Día Mundial de la Serpiente, una fecha que busca cambiar la percepción negativa que rodea a estos reptiles y resalta su papel esencial en los ecosistemas. Aunque muchas personas sienten miedo o rechazo de ellos, las serpientes cumplen funciones clave en la regulación de roedores y otros animales, lo que ayuda a mantener el equilibrio ecológico.

Más allá del miedo: serpientes y biodiversidad

Las serpientes viven en todos los continentes, excepto en la Antártida, y hay más de 3.500 especies en el mundo. Solo una cuarta parte de ellos son venenosas y la mayoría evita el contacto humano. Los incidentes ocurren principalmente cuando se los buscan o los molesta sin intención.

En España, por ejemplo, de las 15 especies registradas, solo cinco son venenosos. Lo más peligroso es la víbora de los Pirineos (Vipera Aspis), cuya mordida puede ser dolorosa, pero rara vez fatal si se trata a tiempo. Estos datos ayudan a desmontar mitos que presentan serpientes como amenazas constantes.

Conservación y educación: los ejes del día

El Día Mundial de la serpiente también busca hacer visibles los riesgos que enfrentan muchas especies. La pérdida del hábitat, la caza furtiva y el tráfico ilegal han puesto en peligro a numerosas serpientes, especialmente aquellas con veneno, que generalmente son perseguidos por miedo o ignorancia.

Las organizaciones ambientales aprovechan este día para llevar a cabo campañas educativas, charlas, exhibiciones y actividades virtuales. El objetivo es claro: promover el respeto de estos animales y promover su conservación como parte fundamental de la biodiversidad.

Una oportunidad para aprender

Las serpientes son animales fascinantes. Se mueven sin extremidades, tienen un esqueleto flexible, están cubiertos con escamas y se alimentan carnívoramente. Algunos cazan por constricción, otros por veneno. Su comportamiento defensivo, como la dosificación de veneno, demuestra que no buscan atacar, sino de sobrevivir.

Este 16 de julio, la llamada es mirar más allá del miedo y reconocer el valor ecológico de las serpientes. Conocerlos es el primer paso para protegerlos.

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