China ha confirmado oficialmente su participación en las negociaciones comerciales que se llevarán a cabo con Estados Unidos, programadas para este fin de semana en Suiza. Este anuncio se produce en un contexto de elevada presión por parte de consumidores y empresarios estadounidenses, quienes han mostrado gran preocupación debido a la escalada de tensiones comerciales entre ambas naciones. Desde que Donald Trump asumió nuevamente la presidencia, Washington impuso aranceles que alcanzan hasta el 145 % sobre diversas mercancías chinas, lo que ha llevado a ambos países a la necesidad urgente de sentarse a dialogar y buscar soluciones mutuamente beneficiosas.
En respuesta a las medidas impuestas por Estados Unidos, Beijing ha decidido implementar tarifas del 125 % a los productos provenientes de EE. UU. Además, estas medidas se han extendido a sectores críticos como la agricultura y la tecnología, intensificando aún más las tensiones comerciales y afectando negativamente tanto el mercado como el comercio bilateral entre las dos potencias. La disputa comercial ha cobrado tanto protagonismo que incluso ha comenzado a generar efectos adversos en el comportamiento de los mercados a nivel global.
Un vocero del Ministerio de Comercio de China ha sido claro al expresar la postura del gobierno chino: «No sacrificaremos nuestros principios o la justicia internacional por un acuerdo». Esta declaración resalta la firmeza de Beijing ante la presión externa y su intención de mantener un enfoque que priorice sus intereses económicos y políticos en el escenario global.
USA busca desescalar, no es un gran acuerdo
La delegación de Estados Unidos estará encabezada por Scott Besent, el secretario del Tesoro, quien será acompañado por el representante comercial, Jamieson Greer. Según las declaraciones de Besent, el propósito inmediato de estas negociaciones no es alcanzar un gran pacto que resuelva todos los problemas, sino más bien buscar una forma de reducir las tensiones que han aumentado considerablemente en los últimos meses.
«Primero tenemos que desescalar. Esto no es sostenible», comentó Besent durante una entrevista en Fox News. Además, subrayó que los aranceles actuales están afectando profundamente al comercio y se asemejan a un embargo, advirtiendo que el desacoplamiento económico entre ambos países no es el objetivo deseado por su administración.
Estas reuniones representan el primer contacto formal entre las dos naciones desde enero, cuando comenzó esta nueva fase del conflicto relacionado con los aranceles.
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Beijing exige respeto y rechaza las presiones; El 145 % de los aranceles lleva a China y a los Estados Unidos a la tabla de diálogo
En este contexto, China ha designado al viceprimer ministro, He Lifeng, como su representante en estas negociaciones. El Ministerio de Relaciones Exteriores chino ha enfatizado que cualquier diálogo debe ser fundamentado en el respeto mutuo, advirtiendo que no tolerará prácticas de chantaje ni dobles discursos. Según el Ministerio de Comercio, «Si Estados Unidos habla de una manera y actúa de otra, no habrá acuerdo». Este enfoque es revelador del deseo de Beijing de ser tratado con equidad en las negociaciones.
Además, el gobierno chino argumenta que los aranceles impuestos han tenido consecuencias perjudiciales tanto para sus intereses como para los del comercio global en su conjunto. Cada vez más, tanto empresas como consumidores están empezando a sentir el impacto negativo de esta disputa. De acuerdo con datos recientes, las importaciones de China hacia EE. UU. han descendido a niveles mínimos no vistos desde el año 2020, y diversos sectores han comenzado a emitir alertas sobre potenciales recesiones si esta disputa se extiende en el tiempo.