El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ha lanzado una grave advertencia respecto al futuro energético de la ciudad, subrayando que 2026 podría marcar el inicio de una crisis eléctrica significativa si no se terminan varias líneas de transmisión esenciales que han estado en construcción durante varios años. Estas líneas son cruciales para asegurar un suministro adecuado de electricidad a una población en crecimiento.
Durante su intervención en el 17.º Congreso Anual de Acolgén Energía, el alcalde enfatizó: «Desde el año pasado, he estado insistiendo en la urgencia de completar estas redes portátiles, que llevan más de una década en desarrollo. Si no se concluyen, enfrentaremos serios riesgos para el suministro de energía en Bogotá el próximo año.» Esta declaración refleja la presión creciente sobre la infraestructura energética de la capital colombiana.
Carlos Fernando Galán también ha expresado su preocupación particular respecto a la línea portátil Virginia-Nueva Esperanza, la cual fue asignada para su construcción a finales de 2016. A pesar de la asignación, esta línea aún no ha avanzado hacia la fase de ejecución real.
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Desde hace casi diez años, el Grupo Energía de Bogotá (GEB) ha sido responsable de dos proyectos adicionales denominados Chivor II-Norte (2013) y Sogamoso (2014). Aunque estaba previsto que estos proyectos comenzaran a operar entre 2015 y 2017, hasta la fecha han experimentado retrasos significativos en su construcción.
Ambos proyectos recientes cuentan con licencias parciales para la protección ambiental otorgadas gracias a la construcción de casi la mitad de los 800 postes necesarios para estas líneas de transmisión. Sin embargo, la construcción de más torres está actualmente paralizada mientras se espera el procedimiento administrativo conocido como reserva, que está bajo la supervisión del Ministerio del Medio Ambiente.
Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá. Foto:Ayuntamiento de Bogotá
Aparte de estos desafíos, las comunidades locales han mostrado una firme oposición a la construcción de estas torres, expresando sus preocupaciones ambientales. Según el GEB, algunas comunidades presentan argumentos sólidos, mientras que otras sostienen razones más alegadas sin bases concretas.
El alcalde Galán explicó, «Existen proyectos que dependen de la conexión del servicio de energía, la cual está condicionada a los avances en estas redes. Si no logramos un avance significativo, discutiremos problemas de suministro similares a los que ya hemos visto en otras localidades del mundo.» Su afirmación clarifica la situación delicada que enfrenta la ciudad.
Al mismo tiempo, destacó que ha habido un proceso «serio, responsable y técnico» que demuestra que las rutas de las líneas de transmisión están diseñadas para cumplir con los estándares ambientales requeridos. «El impacto de la red debe ser el menor posible; es imperativo que culminemos estas obras», añadió el alcalde, dejando claro su compromiso con la sostenibilidad.
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El alcalde Carlos Fernando Galán también subrayó que Bogotá es una ciudad en constante crecimiento en su economía digital, lo que implica una demanda energética en aumento. Por consiguiente, llamó al gobierno nacional a aprobar los permisos y licencias ambientales pendientes de manera urgente.
Si esta situación no se resuelve, la operatividad metropolitana de Bogotá y sus áreas circundantes podría verse severamente afectada, enfrentando retos en suministro energético para satisfacer las crecientes demandas que se esperan en los próximos años.
El alcalde concluyó, «El gobierno nacional ha planteado la transición energética, pero debemos garantizar que sea sostenible. No podemos abogar por el avance en la transición energética mientras al mismo tiempo se impide que la energía eléctrica llegue a la ciudad.” Es una declaración que reafirma la necesidad vital de actuar en pro del futuro energético de Bogotá.