Una declaración reciente del presidente Gustavo Petro, quien ha declarado abiertamente que «no tenemos confianza en el sistema electoral colombiano, ha atraído una profunda preocupación institucional y política en todo el país».

Desde su discurso en la conversación XX de jurisdicción constitucional, Petro cuestionó la transparencia del sistema electoral, especialmente cuando indicó el acuerdo continuo con la compañía Thomas Greg & Sons para el transporte y el software de la autoridad electoral. Petro ha indicado esta compañía de tecnología, que fue contratada durante más de una década, como un riesgo potencial, aunque sin tener evidencia concreta de errores o vulnerabilidad.

La respuesta fue inmediata: de los diferentes sectores del parlamento y las organizaciones independientes, las demandas del presidente fueron rechazadas como irresponsables y peligrosas para la estabilidad democrática. La representante Katherine Miranda dijo: «Aquí, el presidente es la pregunta sin la prueba de la transparencia electoral, no solo irresponsable, sino que reduce la confianza ciudadana y la democracia débil». Críticas similares al plantearon Maren Castillo: «La democracia no puede estar en tensión debido a la desconfianza de los gobernantes.

Esta no es la primera vez que Petro tiene duda del sistema electoral basado en servicios políticos. Los expertos recuerdan que después de las elecciones de 2018, ya había acusado irregularidades y dudaba públicamente de la legitimidad del ganador, palabras que en ese momento contribuían al patinaje del entorno político.

Las ONG que el país advierte que declaraciones como esta proporcionan un escenario problemático en 2026: si el sistema electoral se cuestiona desde el principio, los resultados de las elecciones pueden no ser aprobadas y crear un entorno ambiental sin precedentes. Este artículo enfatiza que Colombia ha creado una confianza y un sistema electoral reconocido internacionalmente, pero que la legalidad democrática depende no solo del resultado, sino también por acuerdo sobre esto.

Para contrarrestar esta tensión, el juez de Hernán Penagos ha llegado a un nivel y reiteró su compromiso con la transparencia y pidió a las fuerzas y al Ministerio de Defensa para garantizar un proceso electoral seguro. Sin embargo, la falta de confianza que se planta desde la oficina presidencial puede reducir la percepción del público de neutralidad y la confiabilidad del sistema.

En resumen, una política política que la siembra podría asumir la desconfianza del sistema electoral, si los resultados desfavorables, conducen a debilidades democráticas muy graves. La confianza en las instituciones es el pilar necesario de cualquier democracia legítima y hacer lo que está en duda sin una base sólida es el riesgo institucional que todas las industrias deben enfrentar de manera responsable.

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