
La clausura del Congreso Nacional de Distribuidores Minoristas de Combustibles y Energía, que se celebró en Cartagena, finalizó con fuertes silbidos y gritos de los empresarios presentes del sector, quienes, ante algunas declaraciones de funcionarios, No sólo lo tildaron de ‘mentiroso’ sino que también le pidieron que abandonara el local.
La intervención del funcionario fue interrumpida en varias ocasiones, quien ante los fuertes «gritos» y alaridos de los presentes, tuvo que interrumpir la intervención y bajarse del escenario y abandonar el recinto.
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La intervención del funcionario, que cerró la reunión sindical, fue interrumpida por gritos y quejas de varios asistentes, quienes expresaron su disconformidad con la política del Gobierno hacia este sector.
El episodio se produjo mientras Palma reflexionaba sobre la necesidad de «no normalizar la muerte, la violencia o la guerra», citando una columna del profesor Francisco Gutiérrez y el reciente mensaje del Papa Francisco sobre ética empresarial. IEn ese momento, parte del público comenzó a expresar su indignación con silbidos y expresiones de rechazo, lo que obligó al ministro a detener brevemente su discurso.
«Quiero empezar con ese llamado a no normalizar la muerte, el duelo o la desaparición física de las personas, sean quienes sean, piensen lo que piensen», alcanzó a decir antes de que escalaran las protestas. ESOAlgunas personas presentes en las mesas preguntaron: “¿Por qué están aquí para hablar?”, “¿Qué tiene que ver con nosotros?”, mientras el ministro intentaba volver a hablar.
En medio del ruido, Palma intentó continuar su presentación y conectó su mensaje con la situación del sector energético y los desafíos de la formalización y legalidad de las gasolineras. «Recientemente cerramos varias estaciones que fomentaban el narcotráfico y no hubo escasez. Esto demuestra que tenemos razón», dijo, mientras el público seguía dividido entre aplausos y abucheos.
Edwin Palma, Ministro de Minas y Energía. foto:archivo privado
El ministro también aprovechó la oportunidad para referirse a temas como la formalización del trabajo -recordando que cerca de 30 por ciento de los trabajadores del sector están fuera del sistema formal-, proyectos de transición energética con la instalación de estaciones eléctricas en todo el país y la reducción de los subsidios a los combustibles.
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En la parte final de su discurso, Palma insistió en que el Gobierno está «abierto al diálogo» con todos los sindicatos, incluso con aquellos que se muestran críticos con la política energética. «No veo ningún daño en reuniones con expresidentes o con otros sectores. «Es una democracia», dijo. Sin embargo, pidió «más propuestas y menos ataques» en las discusiones sobre la nueva ley energética.
El incidente cerró el congreso marcado por tensiones entre el Gobierno y los comerciantes de combustibles, quienes expresaron preocupación por la carga tributaria, la formalización del trabajo y la competitividad de las empresas en las regiones fronterizas.