La financiación del desarrollo nacional ha alcanzado un nivel significativo en Colombia, aunque la entidad aún no ha cumplido 15 años de existencia. Esta financiación se ha convertido en un verdadero referente en el sector de infraestructura del país, desempeñando un papel crucial en la evolución de proyectos vitales.
En el último año, esta entidad, cuyo principal socio es una nación, logró graduarse de 2,2 mil millones de pesos en recursos crediticios y alcanzó un puntaje en 191,344 millones de pesos. Estos logros son indicativos de su sólida presencia en el sector y de su potencial para continuar creciendo.
La intención primordial es seguir expandiéndose y asegurarse de que no solo la administración central, sino también los gobiernos departamentales y municipales tengan en cuenta su apoyo. Para discutir estos temas, Time se reunió con el presidente de la Institución, Francisco Lausan. A continuación, presentamos una versión editada de la entrevista que sostuvieron.
Los resultados del año pasado muestran un radio más alto de acción financiera …
Es correcto. Esta es una evolución lógica. Cuando se creó el FDN, el objetivo principal era garantizar la fundación de concesiones para cuatro áreas (4G). Dado que el proceso tomó tiempo, hubo una concentración en este ámbito durante un periodo considerable. Sin embargo, siempre ha existido el desafío de abarcar otros sectores en términos de financiamiento y estructuración.
¿Por qué es importante?
Para nuestro funcionamiento como banco de desarrollo, es esencial que el país cuente con una entidad capaz de estructurar proyectos en todos los sectores relacionados con la infraestructura. Esto implica la necesidad de contar con conocimientos adecuados, preparación del personal y especializaciones en diversos sectores, requerimientos que, en su conjunto, demandan tiempo y dedicación. Creo que alcanzamos ese objetivo hasta el año pasado. Ahora, el desafío radica en mantenernos relevantes.
¿Qué logros se han alcanzado en los años recientes?
Hemos incursionado en sectores donde antes teníamos solo una presencia tangencial. Por ejemplo, actualmente estamos trabajando en dos grandes campus educativos en colaboración con el ministerio y el gobierno de Cundinamar. En el área de salud, cooperamos con entidades como Simón Bolívar y la Universidad Nacional. Además, hay iniciativas en desarrollo en sectores de energía y telecomunicaciones, y seguimos muy activos en la construcción de infraestructura… Esto incluye importantes obras como carreteras, puertos, aeropuertos y ferrocarriles.
Los trabajos de infraestructura, como el Metro de Bogotá, contribuirán a un mejor desempeño económico. Foto:Carlos Arturo García M.
¿Cuál es el desafío que enfrenta la entidad?
Uno de los mayores retos es que los gobernantes reconozcan la existencia del FDN y su capacidad para apoyar en la realización de proyectos clave. La meta es que gobernadores, alcaldes y ministros tengan claridad sobre cómo pueden acceder a nosotros para recibir apoyo en la estructuración de iniciativas y financiamiento posterior. Actualmente, estamos colaborando con varios gobiernos regionales y locales, además del gobierno nacional. Sin embargo, es fundamental hacer un gran esfuerzo comercial para que podamos alcanzar a más entidades, y estamos totalmente dispuestos a hacerlo, en parte debido a que podemos ofrecer estudios parcialmente financiados de acuerdo a sus preferencias.
Se ha aprobado un nuevo plan estratégico. ¿Cuáles son sus elementos principales?
Primero, priorizamos la diversificación. Esto se traduce en un enfoque en áreas como la energía, específicamente en alternativas poco convencionales, como la solar o eólica. Hemos diseñado productos que se alinean con las características específicas de diferentes sectores. Además, estamos separando el financiamiento y los recursos de Synsur. Un ejemplo de ello es que tenemos acceso a recursos competitivos para la transición energética.
¿Cuánta capacidad de crecimiento tiene el FDN con una cartera que ya se aproxima a los siete mil millones de pesos?
Contamos con préstamos que han sido aprobados por cerca de tres mil millones y con pasivos de responsabilidad civil por aproximadamente mil millones de pesos. En resumen, podríamos triplicar nuestra cartera en comparación con el inicio de esta década. Espere que, bajo las regulaciones relacionadas con Basilea III, nuestra capacidad de crecimiento esté limitada a unos 10 o 12 mil millones de pesos. Estamos explorando opciones para modificar ese límite.
El Metro de Bogotá es el proyecto de infraestructura más grande en la historia del país. Foto:Archivo. Tiempo
¿La limitación es mayor en la oferta o en la demanda?
Hay una clara necesidad de proyectos en Colombia. Se anticipa que la reactivación en el área de energía será crucial, dado que el país debe incrementar su capacidad de generación. Además, emergen proyectos de orden nacional, regional y local. Es necesario revisar las propuestas disponibles, pero quiero destacar la reciente adjudicación del tramo La Dorada: Chiriguaná al consorcio colombiano, tras una licitación en la que participaron tres candidatos.
¿Ha mejorado el conocimiento sobre este tema en el país?
Sin duda. Las discusiones han alcanzado un nivel mayor de sofisticación, tanto en el sector público como en el privado, ya que los actores involucrados en la infraestructura son mucho más informados.
Se han integrado al grupo biocente. ¿Qué significa esto para usted?
Nos diferenciamos de otras entidades debido a nuestro enfoque especializado en proyectos concretos. Con el tiempo, hemos acumulado un conocimiento que supera al de muchas de nuestras contrapartes en otras instituciones, y hemos encontrado sinergias valiosas.
¿Cómo podría afectar la turbulencia internacional a sus operaciones?
Es difícil prever el impacto exacto debido a la enorme volatilidad actual. Sin embargo, creemos que la estrategia que hemos desarrollado, la cual se basa en la colaboración con entidades multilaterales y la integración de activos climáticos, nos permite continuar operando con recursos limitados.
¿Dónde espera ver al FDN al final de esta década?
Proyectamos alcanzar un nivel de cartera de 15 mil millones, con una amplia gama de préstamos que demuestran nuestro compromiso no solo con grandes proyectos, sino también con iniciativas locales y regionales. Esto implica que la entidad se reconocerá por su papel en facilitar iniciativas en el país, realizadas a tiempo, dentro del presupuesto y con un menor número de litigios. Esta contribución a la infraestructura es vital para el estado de ánimo de la población. Los ciudadanos de un país, un apartamento o una ciudad se sienten orgullosos de los logros que mejoran su calidad de vida, aspecto que claramente debe ser promovido.