
«El presupuesto sigue ligado a la ley de financiamiento, cuya discusión comenzará en los próximos días. Es una ley que se irá ajustando en la medida que también se ajuste el presupuesto en 10 mil millones de pesos». Estas fueron las primeras declaraciones de Germán Ávila, ministro de Hacienda, pocos minutos después de que el pleno del Senado aprobara este jueves, por 50 votos contra 27 en contra, el presupuesto nacional para 2026.
Con esto, el Gobierno dejó claro que está consciente de que el Congreso también debe aprobar la reforma tributaria, que ya está en manos del legislativo, porque los fondos que solicita esta reforma son parte de los 546 mil 900 millones de pesos necesarios para el funcionamiento del estado el próximo año.
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Según analistas consultados, esta cifra es inferior a las necesidades de liquidez del Gobierno, que se niega a aplicar un plan de ahorro más estricto para reducir el déficit fiscal. Algunas estimaciones cifran esta brecha en alrededor de 30 mil millones de pesos, aunque otros, como José Manuel Restrepo Abondano, exministro de Comercio e Industria y Finanzas, hoy rector de la Universidad EIA, aseguran que supera los 40 mil millones.
El ministro Ávila abrió la posibilidad de ajustar el alcance de la citada ley de financiación, teniendo en cuenta que también se ha reducido el presupuesto para 2026. Ya hay rumores de que podrían rondar los 8.000 millones, la mitad de las reclamaciones originales.
Sin embargo, el entorno político no parece favorable para su aprobación. No sólo porque significaría otro golpe a la economía que apenas intenta despegar, sino también porque aprobar la reforma tributaria genera rechazo de los ciudadanos en pleno período electoral, un riesgo que pocos parlamentarios aceptarían fácilmente.
Efraín Cepeda, senador de la República foto:Presidencia
«No votaremos con los ojos cerrados por una reforma fiscal de 16.000 millones. El gobierno no gastó los 80 mil millones que ahorró y quiere seguir metiendo la mano en el bolsillo de los colombianos y comisiones regionales», dijo el Senador Efraín Cepeda.
De igual forma, Camilo Pérez, director de investigaciones económicas y análisis de mercado del Banco de Bogotá y Fiduciaria Bogotá, señaló que la dificultad para aprobar la reforma radica en que «A la sociedad sólo se le piden más impuestos, pero no hay obligación por parte del Gobierno de ajustar el gasto». Esto, añadió, aumenta el riesgo de que el presupuesto quede insuficientemente financiado y de que, como en 2025, sea necesario recurrir a un decreto para su cálculo.
De los 546,9 mil millones de pesos aprobados, más del 65 por ciento se destinará a costos operativos (unos 358 mil millones). De esa cantidad, 66.400 millones se destinarán a nóminas, lo que supone un aumento del 10,1 por ciento en comparación con 2025. En general, los costos operativos aumentarán un 8,8 por ciento, según lo aprobado.
A esto se suma que el país no pasa por un buen momento económico, lo que significa que sí. «Hay un ambiente en el Congreso o en el país en general para aprobar la reforma tributaria», como mencionó la representante de la Cámara de Representantes, Katherine Miranda.
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aún así, Hay dudas sobre si la Legislatura tiene suficientes votos para hundir el proyecto. Se esperaba que el presupuesto no fuera aprobado, pero el Gobierno sorprendió al moverlo. De hecho, el poder ejecutivo se basa en los artículos 1 y 2 del presupuesto, que vinculan directamente la tributación, para facilitar su aprobación.
Riesgos graves
Insistir en una reforma tributaria con una economía aún debilitada –las proyecciones de crecimiento del PIB aún son inferiores al 3 por ciento– en medio de perspectivas inciertas y un presupuesto insuficientemente financiado añade otro riesgo importante para el país, como advierte Restrepo Abondano, ««Es una ley que destruye el crecimiento económico al encarecer el capital para las empresas y grava desproporcionadamente al sector manufacturero a través de un impuesto al carbono y un impuesto, que genera crecimiento y recaudación de impuestos».
José Manuel Restrepo, ex Ministro de Hacienda y Comercio, hoy rector de la Universidad EIA. foto:Tiempo / Cortesía
Los analistas coinciden en que el presupuesto aprobado, lejos de solucionar el problema fiscal, lo agrava. Al estar superpoblado y subfinanciado, impone una carga fiscal adicional y obligará al Gobierno a asumir deuda adicional, elevando el nivel de deuda pública por encima del 65 por ciento del PIB.
«Con este presupuesto estimamos que el déficit fiscal en 2026 superará el 8 por ciento del PIB, que es el más alto en la historia moderna del país.. La consecuencia es clara: Colombia no podrá reducir su deuda, las tasas de interés seguirán altas y el próximo gobierno heredará una verdadera bomba fiscal», advierte Luis Fernando Mejía, director del Centro de Estudios Económicos de Fedesarrollo.
emergencia económica
Mejía también destacó que, en proporción al tamaño de la economía, este sería el segundo presupuesto más grande de la historia, equivalente a 28,4 por ciento del PBI, cuatro puntos porcentuales por encima del nivel de la pandemia, lo que impone grandes desafíos desde el punto de vista fiscal.
Por su parte, César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, advirtió que la incertidumbre derivada de la aprobación del presupuesto afectará el crecimiento del país. además, Recordó el “atraso presupuestario”, es decir, deudas pendientes que no aparecen oficialmente en el presupuesto y ascienden a 50 mil millones de pesos, lo que le da más peso a esta incertidumbre.
César Pabón, Director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana. foto:Corficolombian
Aunque destacó que el presupuesto fue aprobado por el Congreso -sin recurrir a un decreto presidencial, lo que elimina la idea de dictadura fiscal-, Una reducción de 10 mil millones de pesos aún es insuficiente para la realidad fiscal y la confianza necesaria que requiere la economía colombiana en esta situación tan desfavorable.
Los analistas insisten en que los proyectos de ley del gobierno para cubrir el déficit presupuestario de 2026 siguen basándose en suposiciones, ingresos inciertos y medidas de transición.
El Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana advierte que ««La sostenibilidad de las finanzas nacionales dependerá de la capacidad del próximo Gobierno para construir una reforma fiscal estructural y creíble que fortalezca los ingresos permanentes sin trasladar la carga a la deuda o a las entidades territoriales».cuyos analistas creen que el consumo proyectado también retrasa el acercamiento a la regla fiscal, previsto para el año 2028.
Presidente de AmCham Colombia y Aliadas foto:Colombia
El problema es que el próximo gobierno no tendrá mucho margen de maniobra para corregir los problemas dejados por su antecesor. Restrepo Abondano cree que como el presupuesto se agotará en el primer semestre de 2026 y no habrá fondos para cubrir las obligaciones en el segundo, «muy seguramente, y es mi pronóstico, el nuevo gobierno no tendrá otra solución que declarar la emergencia económica el 8 de agosto».
En este contexto de rigidez e incertidumbre presupuestaria, María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombiano Americana (AmCham Colombia) propuso que hubiera un plan de ingresos creíble, con objetivos basados en supuestos verificables y fuentes de ingresos identificadas sin depender de reformas inciertas.
También dijo que la gestión presupuestaria requiere ahorro y eficiencia; que las inversiones productivas sean una prioridad; Se respeta la regla fiscal y existe un diálogo público-privado que permite la construcción de consensos y la preservación de la confianza y la inversión.