Según el titular del Registro Nacional, Hernán Penagos, hay varias razones que lo hacen poco práctico:

  1. Plazo/plazo alcanzado
    Las tarjetas ya han sido impresas en su totalidad y el proceso ha llegado a la etapa de distribución a los colegios electorales. Realizar cambios constituiría un incumplimiento del cronograma electoral, lo que afectaría el cierre oportuno de la consulta.
  2. Capacidad técnica, organizativa y financiera limitada
    No hay tiempo ni recursos para reproducir millones de tarjetas según los estándares requeridos. Además, el diseño ya ha sido aprobado, firmado y negociado. Cambiarlo resultaría en altos costos organizacionales y complicaría la integridad del proceso.
  3. Mapas con funciones de seguridad y misiones especiales.
    Las tarjetas no son simples documentos: tienen sello de seguridad, están marcadas para mesas especiales y su cadena de distribución está controlada. La reimpresión implicaría la alteración de la integridad y la trazabilidad ya establecidas.
  4. Riesgo de afectar la integridad del proceso electoral
    Cualquier cambio tardío podría causar confusión, inconsistencias en la distribución y, en última instancia, ineficiencias en la capacitación o planificación del jurado.

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