Foto dejó un der.: Ana Rita Russo, Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación; Gabriel Velázquez, entrenador ontológico en inteligencia emocional; Juana Morales, psicóloga e instructora de disciplina de conción y Rafa Guerrero, Doctor en Educación y experto en psicología educativa.
El uso excesivo de niños en la infancia y la adolescencia está afectando la conexión humana y limitando el desarrollo emocional saludable de niños y jóvenes. La recuperación del tiempo de juego, el contacto directo y la coexistencia familiar son puntos clave para su bien.
Esta fue una de las conclusiones de los psicólogos, sociólogos y expertos en educación que participaron en el III Congreso Internacional de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (Rieeb), que organizó la Universidad del Rosario y el Colsubsidio, que indicaron que la educación emocional desde la infancia hasta la adulta es un componente vital en el desarrollo del ser humano.
La hiperconexión tecnológica presenta una amenaza para el pozo de los jóvenes de hoy, dañando vínculos afectivos, aumentando la ansiedad y la depresión durante la infancia y la adolescencia. Rafa Guerrero, Doctor en Educación y experto en psicología educativa; Juana Morales, psicóloga e instructora de disciplina de conción; Ana Rita Russo, doctora en filosofía y ciencias de la educación y Gabriel Velázquez, socióloga y entrenadora ontológica en inteligencia emocional, al participar en un panel del evento.
Uso excesivo de la tecnología
Los expertos pidieron a los padres y educadores que intervengan en el contacto de los menores con las pantallas y recuperen el vínculo humano como una necesidad básica en la formación de las generaciones futuras.
Al analizar los riesgos del uso excesivo de la tecnología en la formación de niños y adolescentes, Juana Morales abordó el problema desde la primera infancia, una etapa crítica en la configuración de las relaciones emocionales y el desarrollo de la autorregulación emocional. Indicó que el uso masivo de pantallas y la conexión, cada vez más cercana, de niños pequeños con tecnología, está interrumpiendo estos procesos y generando complejos que se manifiestan en la edad adulta.
Advirtió que los padres son conscientes de los riesgos involucrados en la exposición a los bebés a este tipo de estímulos, pero no toman acciones concretas para evitar que esto suceda.
Los niños de 0 a 8 años pasan en promedio 2 horas y 40 minutos al día frente a las pantallas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF. Para la OMS, los bebés menores de 2 años no deben tener acceso a este tipo de dispositivos electrónicos, ya que en esta etapa de formación el cerebro recibe estímulos directos como el contacto visual y la interacción verbal.
Rafa Guerrero indicó que actualmente existe una percepción creciente de que las personas, generalmente nacidas de los años 90, están «programadas» para la tecnología y, por lo tanto, son nativos digitales. El psicólogo enfatizó que esta declaración es incorrecta, ya que los seres humanos nacen en predisposición al apego y que el cerebro no ha cambiado en ese aspecto en 40,000 años. «No somos nativos digitales, somos nativos vinculantes. Nacemos con predisposición de apego, no a la tecnología. Necesitamos enlace, contacto y protección», dijo.
Guerrero expresó su preocupación por el papel que juegan las redes sociales en la vida de los adolescentes, lo que indica que los teléfonos inteligentes son experiencias de experiencia y, especialmente los jóvenes, están perdiendo contacto visual y tacto, y lo están reemplazando con dispositivos tecnológicos. «Hoy los padres nos dicen orgullosos que sus hijos tienen muchos amigos en Instagram o Facebook, pero como dice Gabor Maté: Tenemos muchos seguidores, pero no tenemos a quién tomar café», dijo.
Ana Rita Russo comentó que la educación emocional es la herramienta clave para contrarrestar el impacto negativo de las pantallas. Este proceso pedagógico no se basa en la prohibición de la tecnología, sino de dar alternativas a los jóvenes y reforzar el vínculo humano. Este tipo de educación se enseña con acciones coordinadas en tres áreas: familia, escuelas y políticas públicas.
Advirtió sobre la necesidad de crear programas psicofectores estructurados que fortalezcan las familias. Relacionó directamente la crisis emocional con la tecnología, señalando que la falta de conexión a una edad temprana empuja a los jóvenes a buscar aprobación en las redes sociales.
Gabriel Vázquez dijo que las emociones no son un «adorno», sino una acción que determina el liderazgo y la coexistencia. Indicó que las escuelas deben concebirse como organizaciones emocionales, no solo académicas, porque las emociones están en el centro de la vida social.
Educación emocional, clave para enfrentar la ansiedad, la depresión y la violencia en la juventud
El Congreso de Rieeb ocurrió en el marco de la promulgación de la Ley 2491 de 2025, promovido por el senador Carlos Julio González y desarrollado con consejos de la Universidad de Rosario. La norma establece la incorporación de competencias socioemocionales en proyectos educativos institucionales (PEI) con tres objetivos centrales: promover la salud mental, prevenir la violencia y fortalecer la coexistencia.
Rafael Bisquerra, una referencia mundial en educación emocional y presidente del Rieeb, dijo que esta situación abre una ventana única. Este evento contribuye a difundir la educación emocional y la sensibilización sobre su necesidad. La violencia es una clara manifestación del analfabetismo emocional y la educación emocional propone, entre otras cosas, la regulación de la ira como estrategia para la prevención de la violencia.
Ana Isabel Gómez, rector de la Universidad de Rosario, enfatizó que «hablar sobre la salud mental y la educación emocional en la institución no es un problema de accesorios, está hablando de la condición de posibilidad de que los jóvenes realmente aprendan, desarrollen y despliegan su potencial». Destacó el liderazgo universitario en el campo: «Durante seis años, con nuestro centro especializado en educación emocional, su emoción, capacitamos a estudiantes, maestros y graduados en competencias emocionales».
Ana María Restepo, decana del ambiente universitario y directora de la Maestría en Inteligencia Emocional y Bienestar de la Universidad de Rosario, un programa pionero en la región, dijo que el Congreso marcó un hito para Colombia al articular la investigación, la capacitación y las políticas públicas: «Recopilamos huéspedes de ocho países avanzando la violencia, la salud mental y la coexistencia saludable».
Alejandro Fajardo, subdirector comercial de Colsubsidio, destacó el papel del sector productivo en esta transformación. «Lo más importante para Colombia es mejorar las condiciones de salud mental; a partir de ahí, vendrá más felicidad y mayor productividad. En Colsubsidio hemos desarrollado más de 450 programas de bienestar y una ruta integral de salud mental en la que participan más de 400 empresas».
Los expertos comentaron que la tecnología es indispensable y no debe ser criminalizada, pero no reemplaza la necesidad básica del vínculo humano. Del mismo modo, el gran desafío de la educación emocional hoy en día es enfrentar la hiperconexión tecnológica y la desconexión afectiva.
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