El fenómeno comenzó con una reedición del trabajo titulado El futuro que vi (1999, reimpreso en 2021), de Mangaka japonés Ryo TatsukiTambién conocido en medios como el «nuevo Baba Vanga» después de haber declarado que sus sueños han predicho eventos como el terremoto de Tōhoku en 2011.

En la nueva edición aparece un mensaje inquietante: «El desastre real ocurrirá en julio de 2025», refiriéndose a una grieta subacuática entre Japón y Filipinas seguidas de un tsunami hasta tres veces más grande que la de 2011. Estas imágenes y frases, comparadas visualmente en redes sociales y adoptadas por influenciadores y psíquicos en países en países de Hong Kong, desataron una ola de ansiedad colectiva.

La profecía, sin ningún apoyo científico, ha llevado a una caída significativa en el turismo hacia Japón. Las agencias de viajes de Hong Kong estiman que las reservas cayeron a un 50 % Durante la Semana Santa, y los vuelos de las aerolíneas, como Greater Bay Airlines, fueron cancelados o suspendidos, mientras que otras compañías como Hong Kong Airlines cerraron rutas a Sendai por baja demanda.

Un análisis del impacto financiero indica que la afluencia de visitantes de China, Taiwán, Tailandia y Vietnam se ha reducido drásticamente, con disminuciones en las reservas de hasta un 83 % En ciertas regiones.

Las autoridades japonesas y los expertos en psicología han reiterado que No existe tecnología o método científico para predecir terremotos específicos con fecha y lugar exactos.. La Agencia Meteorológica de Japón describió la profecía como un «engaño» sin contenido serio.

A pesar de la alarma, el sector turístico de Japón aún mantiene los niveles históricos de visitantes (por ejemplo, 3.9 millones en abril de 2025), aunque la incertidumbre ha generado la cancelación y los comportamientos de aplazamiento. Algunos viajeros se sientan a esperar, reprogramando sus visitas para después de julio por precaución.

En resumen, un trabajo de ficción ha desatado una verdadera crisis: el terror digital ha erosionado millones en reservas turísticas, mientras que las autoridades solicitan calma y apelan al uso de fuentes científicas confiables.

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