En el reciente discurso presidencial, tras el hundimiento del Popular Consultation Project en el Senado de la República, el primer presidente, Gustavo Petro, dirigió un llamado urgente a los legisladores para que reconsideren la propuesta. Este tema se ha convertido en un punto focal del debate nacional, y Petro se mostró firme en su postura de que el Senado debe volver a examinar esta iniciativa crucial.
«Le pido al Senado que vuelva a poner la consulta popular. Le pregunto a la gente de Colombia. Como jefe de estado, estaré dispuesto a cumplir con sus órdenes y tomar decisiones contundentes en respuesta. Llegó el momento de la ciudad,” proclamó Petro mientras se encontraba en China, destacando su compromiso con la voz del pueblo colombiano y enfatizando la importancia de la democracia participativa en este proceso.
En su mensaje, también se extendió una invitación a diversos sectores de la sociedad, incluyendo a los sindicatos, organizaciones sociales, campesinas, indígenas, Afros y la comunidad LGBTI, instando a que se declaren en ‘asamblea permanente’. Esto demuestra su intención de involucrar a múltiples actores sociales en la discusión y en la movilización en favor de la consulta popular. Dijo: «Los convoco bajo la espada de Bolívar para reunirse en el Consejo Abierto en todos los municipios de Colombia (…) Este es el momento de la gente; la respuesta a la corrupción en el Senado estará tranquila, pero tiene que ser profundamente contundente. No esperamos el próximo año,» anunció el presidente, poniendo de relieve la urgencia de actuar colectivamente.
En un contexto más amplio, estas palabras reflejan no solo un deseo de revitalizar la consulta popular, sino que también invitan a la ciudadanía a unirse en contra de la corrupción y otras problemáticas que afectan a la sociedad. Petro enfatizó la necesidad de una respuesta activa y efectiva, no solo por parte del gobierno, sino también por parte del pueblo, para abordar las inquietudes que han persistido a lo largo del tiempo. Este llamado a la acción puede ser visto como una forma de democratizar el proceso político en el país, poniendo en primer plano las voces y las preocupaciones de los ciudadanos.
Asimismo, durante su discurso, Petro hizo un énfasis claro en las directrices hacia la fuerza pública y la policía, exhortándoles a no asaltar a la población que decida manifestarse o alzar sus voces en protesta. Esta instrucción busca garantizar que los derechos de reunión y de expresión sean respetados, promoviendo un ambiente de diálogo en lugar de confrontación.
En medio de su apasionada declaración, el presidente no escatimó en críticas, lanzando comentarios directos al presidente del Senado, Efraín Cepeda, y tildando al Secretario del Senado como un tramposo. Esto refleja la tensión que existe entre el ejecutivo y el legislativo y pone de relieve la percepción negativa que tiene el presidente sobre ciertos actores dentro del sistema político. Este tipo de discurso, aunque polémico, podría ser visto como un intento de movilizar el apoyo popular contra la inacción legislativa y la corrupción en el seno del Congreso.