
Libreto de favores políticos, empresas privadas y desprecio público.
Popayán se prepara para 2026 decisiones históricas cargadas: actualización catastral, un nuevo impuesto a la propiedad para el próximo período de cinco años, revisión del Plan de Planificación Costera (POT) después de más de 20 años congelado y la definición de acuerdos clave como la limpieza y la descripción pública. En este escenario, la posibilidad del presidente del gobierno local con José Alexander Campo en la junta plantea la posibilidad de aumentar la ira. Para muchos, no es un derecho gubernamental, sino el retorno de un modelo político que ya encontró la economía del municipio y la confianza ciudadana.
Lo mismo que siempre con los mismos trucos
Campo, de la oficina presidencial en 2020, aprobó el controvertido Acuerdo 029 y autorizó al alcalde a reducir los valores futuros en la actualización catastral. Una obra que prometió la ciudad sin dar influencia social. Muñoz, un año después, gestionó un acuerdo 024, bautizado como una ley fiscal local, que realizaba el impuesto a la propiedad de hasta el 1,600 %. Estos bolsillos caídos de familias payanesas todavía se están moviendo en mi común.
Como si no fuera suficiente, ambos concejales también le entregaron la mano para entregar una descripción pública al sector privado. Esa decisión disminuyó los ingresos del municipio y apoyó a las empresas privadas para dañar al público.
El bote, se convirtió en deuda con la ciudad
El fallo del octavo tribunal administrativo en 2025 mostró lo que la clase política ignoró durante dos décadas: Popayán todavía se incautó en una olla congelada desde 2002. Esta inacción permitió imágenes urbanas ilegales en humedales y áreas de conservación del agua y destruyó parte del patrimonio ambiental de la ciudad. Ahora, en 2026, la inspección de la olla definirá cursos urbanos durante las próximas dos décadas. Los concejales que ya han mostrado desprecio por intereses comunes no deberían tener la carta de dicha responsabilidad.
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