













El arzobispo Diego Ravelli, conocido por ser un maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, ha dado inicio al cónclave al pronunciar ‘Omnes extra’, un mandato que se traduce como «todo» en el ámbito eclesiástico. Este acto simbólico se llevó a cabo en la histórica y majestuosa Capilla Sixtina, un espacio que ha sido testigo de innumerables eventos significativos a lo largo de la historia de la Iglesia. En esta ocasión, la frase “Omnes extra” ha marcado el momento crucial en el que se ordena la salida de todos los no votantes, subrayando la seriedad y la importancia de lo que está por venir: la elección del nuevo Papa.
El cónclave ha comenzado oficialmente bajo los frescos del Juicio Final de Miguel Ángel, cuyas impresionantes obras de arte han adornado las alturas de la capilla durante siglos. Con la lectura de estas palabras, los 133 Cardenales, convocados para esta solemne ceremonia, entran en un estado de completo aislamiento. Este aislamiento es fundamental, ya que permite a los cardenales deliberar y participar en las votaciones sin distracciones externas, asegurando que el proceso sea lo más sagrado y reflexivo posible.
Cónclave y el juramento de los 133 Cardenales:
El momento del juramento ha sido igualmente significativo. Todos los cardenales, al ingresar a la Capilla Sixtina, han realizado el juramento sobre el evangelio, un acto que simboliza su compromiso con las enseñanzas de la Iglesia y su voluntad de elegir al nuevo líder espiritual de la comunidad católica. Una vez que las puertas se cerraron tras ellos, los cardenales se han concentrado en la toma de decisiones vitales que definirán el rumbo de la Iglesia en los años venideros. Este acto de juramento es un recordatorio de la fe y la responsabilidad que llevan consigo en esta misión tan sagrada.