La inteligencia artificial (AI) ya no es solo una herramienta, se ha convertido en un creador. Desde la música hasta la literatura y las obras de arte, los algoritmos están generando contenido que solo fue concebido por humanos. Pero este avance plantea una pregunta compleja y urgente: ¿quién posee los derechos de estas creaciones?

Las brechas legales son evidentes. Las leyes de propiedad intelectual, concebidas en otra época, no contemplan la posibilidad de una «autoría sin autor humano». ¿Debería aparecer el creador del algoritmo como autor? ¿O tal vez el usuario que da las instrucciones? ¿Puedes considerarte el autor de AI? La respuesta aún no está clara, y las consecuencias legales, éticas y económicas son enormes.

«La autoría de las obras creadas con inteligencia artificial es un tema complejo e incluso sin una respuesta definitiva en el campo legal. Hay diferentes posiciones a este respecto: algunos consideran que el autor debe ser el creador del algoritmo, para haber desarrollado las herramientas que permite la creación; otros argumentan que el autor es el usuario de la IA, ya que define el propósito, controla el proceso creativo y proporciona las guías a través de las directrices argumentan las directrices argumentan las directrices argumentan las directrices argumentan las directrices que argumentan el usuario, ya que define el propósito, controla el proceso creativo y proporciona las directrices a través de las directrices argumentan las directrices argumentan las directrices argumentan las directrices que argumentan las guías argumentadas. Indicaciones. Una tercera posición más radical sugiere que la IA en sí misma podría ser reconocida como un autor, aunque esto plantea serios desafíos éticos y legales, principalmente porque las máquinas carecen de personalidad legal. «Lola Kandelaft, Directora Asociada de Expertos en Derecho de Propiedad Intelectual.

En todo el mundo, las leyes de propiedad intelectual están pasando por un proceso de revisión y adaptación para enfrentar los desafíos planteados por la inteligencia artificial. Varios países han iniciado reformas legislativas con el objetivo de incluir disposiciones específicas sobre las obras generadas por IA. Al mismo tiempo, organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMBO) están emitiendo pautas y recomendaciones para guiar este proceso de cambio. Además, los tribunales comienzan a abordar casos específicos relacionados con la autoría, la originalidad y la responsabilidad en las obras creadas por AI, que contribuirán a establecer precedentes legales clave en esta nueva era tecnológica.

Ante 2025, se esperan cambios significativos en el marco legal que regula la propiedad intelectual en relación con la inteligencia artificial. Se anticipa que estas nuevas regulaciones contemplan aspectos esenciales, como la propiedad de los derechos, los mecanismos para resolver disputas legales y criterios claros para evaluar la originalidad de las obras creadas por las máquinas. También se espera que las nuevas formas de protección para las creaciones no humanas propongan, algo sin precedentes en la ley actual.

En este contexto, Colombia ha comenzado a tomar medidas proactivas contra los desafíos legales planteados por la IA. El país participa activamente en foros internacionales como la OMPI, donde contribuye a la formulación de recomendaciones globales en propiedad intelectual y nuevas tecnologías. Además, se están promoviendo investigaciones académicas que analizan el impacto de la IA en el sistema legal colombiano, con el fin de desarrollar políticas públicas y posibles reformas legislativas que permitan al país adaptarse de manera efectiva a esta nueva realidad tecnológica.

El impacto de la inteligencia artificial ya se siente en sectores como la música, el arte y la literatura. Los algoritmos que componen canciones, pinturas de pintura o novelas de escritura han desatado controversias sobre plagio y derechos de autor. Varios artistas e industrias han iniciado acciones legales al considerar que IA está capacitado utilizando contenido protegido sin autorización previa. Esta tensión ha intensificado el debate sobre la necesidad de transparencia en los modelos de entrenamiento y sobre los límites del uso de trabajos preexistentes.

«Enfrentamos una profunda transformación en el concepto mismo de creatividad y propiedad intelectual. La IA no solo desafía nuestras leyes, sino también nuestras ideas fundamentales sobre lo que significa crear», concluye Kandelaft.

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