El día de la fecha, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha recibido una orden para actuar como intermediario neutral en una importante operación humanitaria. Acompañando a una serie de convoyes que partirán de caucho hacia Kinshasa, el CICR está gestionando el traslado de varios cientos de personas desarmadas. Estos individuos incluyen a miembros de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), así como a agentes de la Policía Nacional Congolea (PNC), junto con sus familiares. Todos ellos estaban previamente ubicados en la base de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco) situada en caucho. Una vez que estos convoyes lleguen a Kinshasa, las autoridades nacionales se encargarán de su atención y protección. Esta operación, debido a su magnitud y complejidad, se llevará a cabo a lo largo de varios días.
«A nivel global, el CICR moviliza su experiencia para facilitar el diálogo entre las diversas partes interesadas e incorpora términos humanitarios en las negociaciones que se llevan a cabo», menciona François Morreillon, quien es el jefe de la delegación del CICR en la República Democrática del Congo. «Esta función de intermediario neutral está destinada a contribuir efectivamente a la resolución de problemáticas humanitarias que puedan aliviar el sufrimiento de la población afectada».
La intervención del CICR en esta ocasión fue solicitada por varios actores relevantes, entre ellos, el Ministerio de Defensa Nacional y Veterano de la Guerra Congolea, Monusco y el Río Congo/Movimiento el 23 de marzo (AFC/M23). Su papel es fundamental ya que actúan como intermediarios neutrales. Aunque el CICR no está directamente involucrado en los términos de negociación de las partes, su labor consiste en ofrecer sus buenos oficios para facilitar la ejecución correcta de esta relevante operación humanitaria.
De acuerdo con el marco establecidos junto al CICR, todos los actores involucrados han asumido la responsabilidad de garantizar la seguridad de los individuos que serán transferidos en los convoyes. Además, se ha acordado que la operación minimice cualquier riesgo de daño y asegure que cada persona incluída en los convoyes haya dado su consentimiento para participar en la transferencia. Esta fase de consentimiento es crucial para mantener la integridad del proceso operativo.
Dado la complejidad y los peligros potenciales que podría implicar esta operación, el CICR pide encarecidamente que se respete la ley internacional humanitaria. Asimismo, hace un llamado a todos los actores involucrados para que se tomen en serio su responsabilidad y se comprometan a actuar con humanidad y respeto por los derechos de las personas afectadas. La intención es que esta operación no solo logre su objetivo inmediato, sino que también establezca un precedente positivo en la coordinación de futuras iniciativas humanitarias en la región, garantizando así el bienestar y la seguridad de los más vulnerables.