La Oficina del Alcalde de Bogotá, junto con la Oficina del Gobierno, ha presentado una propuesta destinada a ampliar el horario de operación de bares, discotecas y otros establecimientos nocturnos, extendiendo su funcionamiento hasta las 5 de la mañana. Esta extensión representa un incremento de dos horas respecto a la normativa actual. Las autoridades justifican esta medida como un intento de luchar contra la proliferación de «subastas» y otras actividades clandestinas que operan al margen de la ley, las cuales son complicadas de regular. Sin embargo, esta iniciativa ha generado preocupación entre expertos que advierten sobre posibles efectos adversos, entre los que se incluye el incremento de la violencia en la ciudad.

En la actualidad, la normativa permite la venta y el consumo de bebidas alcohólicas de 10:00 a 15:00, aunque en la práctica muchos establecimientos continúan operando más allá de las 8 de la noche. En respuesta a las críticas que han surgido en torno a ciertos locales que actúan como «sindicatos» para expandir sus actividades hasta el amanecer, la administración provincial ha planteado la idea de «combatir lo ilegal con lo legítimo», como aseguró el secretario del gobierno, Gustavo Quintero Ardila. La propuesta fue presentada el 21 de abril de 2025, y por el momento se encuentra en un proceso de revisión y comentarios por parte de la ciudadanía.

A pesar de las intenciones percibidas por la Junta de Carlos Fernando Galabán, no todos ven con buenos ojos esta iniciativa. Felipe Mariño, directora del programa «Bogotá, cómo lo estamos haciendo», enfatizó que la prolongación del horario de Rumba podría resultar contraproducente en una ciudad como Bogotá, donde la historia del consumo de alcohol es motivo de gran preocupación.

Mariño recordó que el primer alcalde, Antanas Mockus (1995-1997), implementó restricciones en el horario de Rumba precisamente para atajar la violencia elevada que se producía debido al abuso de alcohol. Según la experta, limitar la actividad nocturna fue una estrategia eficaz para controlar esta problemática y advierte que extender el horario hasta las 5 de la mañana podría poner en peligro los avances logrados. «La razón por la que hoy tenemos un entorno mucho más diferente en Bogotá en comparación con otras ciudades del mundo es porque limitamos el horario hasta las 3 de la mañana», comentó, añadiendo que el consumo excesivo de alcohol tiende a descontrolar la violencia.

Para Mariño, el permitir que los establecimientos operen durante dos horas más no solo podría normalizar el consumo de alcohol a largo plazo, sino también propiciar un aumento en disputas, accidentes, delitos sexuales y otros comportamientos violentos generalmente asociados al uso de sustancias. La experiencia pasada ha demostrado que la gestión de la Rumba nocturna en Bogotá no es solo una cuestión de entretenimiento, sino que se convierte en un tema de salud pública y de seguridad para los ciudadanos.

Desde la oficina del alcalde, argumentan que la nueva propuesta facilitará una mayor regulación y supervisión de los establecimientos, al tiempo que cerrará espacios para quienes operan de manera ilegal, como es el caso de los mencionados sindicatos, donde es complicado que las autoridades intervengan. Según Quintero Ardila, el llamado «amanecer» debe manejarse de forma informal para abordar problemas más graves, como el trabajo infantil, el abuso sexual y el tráfico de sustancias prohibidas.

El debate en torno al plan de Rumba apenas comienza, y el gobierno del distrito se encuentra escuchando las observaciones de los ciudadanos. Sin embargo, expertos como Mariño subrayan la urgencia de evaluar si esta solución para las actividades ilegales podría transformarse en un desafío significativo para la seguridad de Bogotá.

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