En una reciente reunión parlamentaria llevada a cabo en el municipio, el Parlamento de Tolima ha dado un paso significativo al aprobar la implementación de informes públicos. Estos informes tienen como objetivo analizar el impacto potencial de las áreas protegidas para la producción agrícola (ZPPA) en la parte norte de la sala, un tema que ha generado gran preocupación y debate en la región.

La iniciativa, presentada por el diputado Felipe Ferro Lozano, busca fundamentalmente asegurar la participación activa de los municipios, comercios y comunidades que se verán afectadas por la aplicación de la resolución 000352 de 2024, emitida por el Ministerio de Agricultura. En su discurso, Ferro expresó su descontento con las políticas actuales del gobierno de Gustavo Petro, comentando que “vemos con tristeza cómo el gobierno tiene la intención de poner su ideología en la fuente y la dictadura”, lo que refleja un sentimiento de preocupación sobre cómo estas decisiones pueden afectar a la producción agrícola.

Círculo

La solicitud considerada por el Parlamento involucra varios actores clave en la región. Esto incluye al Ministerio de Agricultura, el Gobierno, el alcalde de ocho municipios Norte Tolimense, la Unidad de Planificación Rural Agraria (UPRA), así como representantes de los trabajadores agrícolas, mineros y de los sectores ambientales. La colaboración de todos estos grupos es esencial para crear un panorama más claro y efectivo en la presentación de mapas, criterios técnicos para la demarcación, definición de prioridades de producción y la implementación de sistemas de compensación para aquellos que se vean afectados.

Sin embargo, la discusión no ha estado exenta de advertencias. Algunos suplentes han señalado que la falta de claridad respecto a las restricciones en el uso de la tierra podría desencadenar una incertidumbre económica y social considerable en el campo. Estos representantes argumentaron de manera contundente que cualquier esfuerzo de restablecimiento del territorio debería tener en cuenta la realidad productiva de cada municipio. No se deben imponer modelos que no comprendan la dinámica agrícola y minera de la región, ya que esto podría llevar a más problemas de los que se intentan resolver.

Ante la posibilidad de que estas restricciones se implementen sin la debida consideración de las necesidades y realidades locales, es fundamental fomentar un diálogo abierto entre todos los interesados. La producción agrícola y las actividades mineras son pilares de la economía local, y cualquier cambio debe equilibrar la protección del medio ambiente con el bienestar económico de las comunidades. La participación ciudadana y la inclusión de diversos sectores son el camino hacia soluciones efectivas y sostenibles.

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